Migración temporal en Malinalco

La agricultura de subsistencia en tiempos de crisis.
Ivonne Szasz Pianta.
El Colegio de México y Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano y El Colegio Mexiquense,
México, 1993, 199 pp.

En los últimos años las migraciones han afectado de manera importante la estructura productiva de México; por ello, cada vez más se necesitan investigaciones que ubiquen con objetividad las migraciones como proceso histórico y las vinculen con las transformaciones de la economía. En esta lógica de estudio se inserta el trabajo de Szasz , por lo que no sería aventurado señalar que la referencia de dicha obra será obligada para quienes estudian las migraciones y la agricultura mexicana.

La investigadora analiza la migración rural en Malinalco, una de las zonas de mayor pobreza del Estado de Mé-xico. Este estudio sigue la línea de investigación que rompe con el enfoque tradicional, que defiende la argumentación clásica de expulsión de los campesinos de sus comunidades, y hace énfasis en la multiplicidad de factores que inciden en ésta y la explican, como parte de migración rural. En tal sentido, refiere las transformaciones económicas estructurales que la desencadenan; las condiciones que determinan la selectividad de los mi-grantes y los tipos de migración, según sus opciones del medio inmediato, y los elementos individuales que influyen en la decisión de migrar o no.

No obstante, la mayor parte del ensayo de Szasz gira en torno a un concepto básico, novedoso hasta cierto punto en el análisis de las migraciones: el de migración temporal, fenómeno social poco estudiado, o abordado de manera insustancial; su significación y dimensiones, entonces, siguen estando relegadas de las investigaciones profundas.

Según Szasz, el estudio de la migración temporal no debe desvincularse de la diversidad de factores que explican la expulsión de los campesinos e indígenas de sus comunidades rurales. Esta idea le permite llegar a una de las conclusiones más relevantes de su libro: que "el análisis de las migraciones temporales no puede deslin-darse de la reproducción social de las propias familias rurales, porque contribuyen de manera importante en su reproducción, y el nivel de significación del trabajo temporal en la economía campesina depende de los cambios en las oportunidades y necesidades de las unidades productoras, que a su vez dependen de los cambios en las condiciones de mercado, de los tipos de penetración capitalista en las economías campesinas y de las diversas respuestas alternativas a esa penetración".

Otro aspecto interesante de la obra es que al realizarse la investigación en una de las zonas rurales más pobres y marginadas, no sólo del Estado de México sino del país —en dos localidades del municipio de Malinalco, San Martín y Noxtepec de Zaragoza—, se obtuvieron resultados interesantes que vale la pena resaltar y comentar. Se menciona que una de las características más importantes de la migración temporal es que suele presentarse en diversidad de circunstancias, debido a las particularidades y condiciones de cada zona rural campesina, que tienen que ver con las circunstancias sociales y las formas de organización económica de las comunidades campesinas.

La mayor parte de las migraciones temporales, como lo demuestra la investigación, se presentan bajo la modalidad conocida como la agricultura de subsistencia. A su vez, dichas migraciones contribuyen a su reproducción. Aquí encontramos una primera diferenciación respecto de lo que usualmente se define como migración definitiva. La migración temporal la relacionamos con la reproducción de las condiciones de existencia en el lugar de origen, mientras que las migraciones definitivas, además de que implican el abandono total del lugar de origen, representan una modificación significativa en la estructura de la inserción laboral. De ahí la argumentación de la autora, de que las migraciones temporales corresponden a la población que permanece en la zona de origen, vinculada a la agricultura de subsistencia. En las zonas rurales deprimidas, la migración temporal constituye un factor determinante de la reproducción social, que se basa en la combinación del trabajo agrícola con el trabajo migratorio, dependiendo de las circunstancias imperantes de organización productiva social y política.

En síntesis, la obra de Ivonne Szasz, Migración temporal en Malinalco. La agricultura de subsistencia en tiempos de crisis, es un texto relevante en el estudio de las migraciones. A lo largo de su lectura uno se percata de su importancia porque nos ofrece información consistente y detallada de un fenómeno social que ha sido y será parte de nuestra historia, lo que permite ubicarlo en su dimensión justa en el proceso y elaboración de las políticas de desarrollo de nuestra nación. -

Marcos Santiago Ávalos Cacho

Los nuevos sujetos del desarrollo rural.
Armando Bartra et al.
ADN Editores,
México, 1991, 293 pp.

Esta obra, compiladora de varios ensayos que debaten sobre el desarrollo rural en México, fue publicada en junio de 1991, a través de ADN Editores, dentro de la serie Cuadernos de desarrollo de base 2.

Los textos aquí reunidos reseñan el surgimiento de un conjunto de nuevos actores que han impulsado el desarrollo del campo mexicano. Éstos debaten sobre la posibilidad de alcanzar la autonomía campesina y además, pretenden mostrar algunas de las piezas relevantes del debate sobre el campo en la década pasada.

Asimismo, explican la generación de nuevos interlocutores para un Estado que libera las fuerzas del mercado: organizaciones independientes, de base, o a veces impulsadas desde el mismo gobierno, pero todas con alternativas para el desarrollo.

Es así que algunos de los textos hacen un balance del desenvolvimiento y alcance de las más importantes organizaciones campesinas del país. Se encargan de describir las creadas en el rubro forestal y en el cafetalero; las que se ocupan de proponer alternativas para la problemática del financia-miento rural, e incluso de las nacidas para proteger la ecología, de índole eminentemente urbana.

En la compilación también se presenta la estructura de la política de concertación para el campo, instrumenta- da en el sexenio pasado, así como el Programa Nacional de Solidaridad, que generó algún tipo de organización en el sector primario.

En el primer trabajo, Armando Bartra plantea los "pros, contras y asegunes del proceso productivo" al escribir sobre las organizaciones rurales de productores como nuevos ejes del movimiento campesino y analiza cómo "la preeminencia de la organización y lucha por la producción ha modificado la composición social de los sectores más movilizados en el campo". En el mismo sentido, Manolo Fernández aborda este nuevo tipo de asociaciones campesinas y los problemas que enfrentan, al querer apropiarse del proceso productivo.

Por su parte, Jonathan Fox y Gustavo Gordillo repasan la historia organi-zativa del sector rural y muestran las "perspectivas para un desarrollo autónomo en el campo mexicano". Los autores concluyen que el futuro del na-ciente sector social democrático —orga-nizaciones campesinas— es incierto, porque la relativa independencia de estas empresas no presupone una democracia en la participación de sus integrantes.

Luis Hernández hace la presentación de la política salinista para el campo, sus obstáculos, promesas y consecuencias. Describe con qué objetivos y cómo se desarrolló la política de concertación social que el gobierno anterior instrumentó, y que a la par de varios programas institucionales, federales y estatales, obtuvo diversos resultados.

El texto elaborado por Gonzalo Chapela reseña la problemática de las organizaciones del sector forestal ante una política estatal que, por un lado abre fronteras y liberaliza partes clave del proceso productivo y, por otro, auspicia en forma selectiva iniciativas de transferencia de activos paraes-tatales, como Productos Forestales de la Tarahumara (Profortarah), además de emitir una nueva Ley Forestal insuficiente. Refiere que dicho sector se encuentra en un momento coyuntural, pues en el contexto de la economía mundial, su producción ha dejado de ser competitiva. Sin embargo, plantea que estas nuevas condiciones lo obligan a modernizarse y de ese modo reseña demandas y planteamientos de varias organizaciones forestales, cuyo problema más importante es la ausencia de una dirección nacional totalmente autónoma del sector público.

Francisco Pérez Arce analiza la problemática del café —producto del que México ha llegado a ser cuarto expor-tador mundial— y de la organización cafetalera, donde al parecer el principal enemigo por vencer fue el instituto gubernamental, creado para apoyar a este sector productivo.

Isabel Cruz y Martín Zubire explican, en tanto, la índole de las uniones de crédito campesinas como alternativas para financiar al sector social del campo. Plantean que se erigen como una nueva estrategia de autogestión y desarrollo rural, por medio de la creación de aparatos económicos y la búsqueda de opciones crediticias para los productores. Así, definen lo que es una unión de crédito y describen su funcionamiento; cómo realiza sus operaciones, cómo se relaciona con la banca del primer piso y los fondos de descuento, para terminar explicando la función de la red UNORCA de uniones de crédito, como experiencia concreta.

El ensayo de Ana de Ita presenta la organización de UNORCA, una de las aglutinadoras de la movilización campesina de los últimos tiempos, y su actuación dentro de la comercialización de granos. El diagnóstico hace una descripción detallada, tanto de los factores que encauzan esta intervención, como de las experiencias de comercialización de algunas organizaciones productoras de estos insumos.

Más adelante, Patricia Gerez sustenta la génesis de los movimientos am-bientalistas en México, nacidos de la preocupación urbana de deterioro de los ecosistemas, pero traspolados al ámbito rural, porque ahí tienen su incidencia.

En el último trabajo, Julio Moguel critica al Programa Nacional de Solidaridad al señalar que éste sólo trató de financiar la pobreza que generó. Da cifras y datos de fácil compro-bación para determinar sus inversiones reales, en un contexto de con- tracción del gasto social.

Finalmente, la obra permite un buen ejercicio de comparación y da conocimiento sobre los nuevos sujetos, formas y prácticas que intervienen en el desarrollo del campo mexicano. -

Pilar Schiaffini

De la milpa a los tortibonos. La reestructuración de la política alimentaria en México.
Kirsten Appendini.
El Colegio de México e Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social
México, 1992, 260 pp.

Una vasta investigación sobre el desarrollo del complejo sistema de abasto de alimentos básicos —el maíz en particular— es lo que nos presenta Kirsten Appendini en este libro, compendio de cifras y datos esclarecedo-res de la situación alimentaria del país.

La autora escoge este producto, al cual se dedica el 40% de la superficie cultivable de la nación, como el eslabón principal de la cadena en torno de la cual se han instrumentado las políticas alimentarias del país en la segunda mitad del siglo.

Así, su análisis parte de los años cincuenta; señala que fue a partir de esta década que México inició un proceso de crecimiento económico sostenido, hasta llegar a lo que se denomina como la crisis de 1982. En la obra se marcan los tiempos y los principales indicadores que explican el actuar del estado mexicano respecto de la alimentación desde 1936, cuando por primera vez reguló el precio del trigo para controlar el precio al consumidor. Se analiza así la intervención del Estado para determinar el comportamiento de los precios a la población.

De esta manera, describe la conformación de las empresas estatales y paraestatales creadas para regular la oferta y la demanda de los productos de mayor consumo, su desenvolvimiento, y cómo a través de ellas, en distintos momentos, el gobierno trató de solventar las necesidades de alimentación de las mayorías.

Kirsten muestra los esfuerzos realizados por el aparato estatal para alcanzar, primero, la suficiencia, y luego la soberanía alimentaria. Revisa la estrategia del Sistema Alimentario Mexicano (SAM) y la problemática que enfrentan los "nuevos tipos" de productores, los organizados, que rebasan los canales definidos por el mismo gobierno.

De ese modo, el primer capítulo presenta la problemática de la política alimentaria: el dilema del Estado para escoger entre las condiciones que privilegiarían a productores (vía precios de garantía) o consumidores (vía subsidios) y las limitaciones impuestas por la falta de recursos.

La autora hace un análisis de la política agrícola y alimentaria en el período comprendido entre l960 y l982. Afirma que en el curso de esas dos décadas se transitó de la autosuficiencia a la necesidad de importar cada vez mayores cantidades de alimentos, en particular de maíz. La intervención del Estado, con el propósito de aumentar la oferta de cultivos básicos mediante una política de apoyo a la producción y comercialización, fue creciente en ese periodo.

Appendini asegura que los precios siempre fueron el aspecto controvertido de estas acciones. Los intentos coyunturales de una política de precios en favor de los agricultores se trasladaron a subsidios crecientes para no afectar a los consumidores. Describe los tipos de productores que fueron beneficiados. Explica cómo imperó una política de alimentos baratos en favor del consumo.

Esta parte contiene una serie de anexos estadísticos sobre los costos de producción y precios de garantía que dan datos acerca del impacto diferenciado que provocaron éstos sobre los distintos productores de maíz, siendo casi sólo de provecho para los que contaban con mayores y mejores recursos (tierras de riego).

La autora retoma el debate sobre el dilema de los precios en el contexto de crisis a partir de l982: los programas de ajuste y estabilización así como la reestructuración de la economía mexicana.

Además, analiza las consecuencias de la política macroeconómica y sectorial en la oferta de cultivos. Señala que, a pesar de que el gobierno sali-nista quiso mostrar la crisis económica como asunto del pasado, las precarias condiciones de vida de la mayoría de la población persistían, resintiéndose aún más en el campo.

Según Kirsten, esto se debió al recorte del gasto público destinado al sector agropecuario, denominador común de la política fiscal durante lo que se llamó periodo de ajuste, instrumen-tado a partir de 1988. Señala las medi-das tomadas por el Estado para reestructurar el gasto y refuncionalizar sus empresas, así como las políticas de créditos y precios agrícolas, a fin de lograr la transición hacia un mercado de libre comercio.

La autora retoma ese análisis para hacer un recuento de las respuestas, por parte de los productores, frente a la política de precios del maíz. Esas respuestas se centraron, por una parte, en una lucha organizada por mejores precios de garantía y, por otra, en un cambio de las estrategias de so-brevivencia en las pequeñas unidades campesinas, lo que ha afectado los procesos de cultivo y por tanto, la seguridad alimentaria de la población rural.

En el último capítulo revisa el aspecto de la distribución y consumo, haciendo énfasis en la modificación de la política subsidiaria, para analizar el efecto de estos cambios en el comportamiento de la población.

En este sentido, da cifras sobre la pérdida del valor adquisitivo de las mayorías, y puntualiza sobre cómo, ante esta situación, la población aumenta el consumo de alimentos básicos, a los que precisamente se han disminuido subsidios. Describe también la lucha de los sectores, principalmente urbanos, por no perder la asistencia que reciben del Estado a través de los precios de dichos alimentos.

La autora concluye enunciando las reformas legislativas que han cambiado las perspectivas del campo mexica-no según el nuevo modelo de desarrollo y recapitula los distintos aspectos analizados en la obra, tratando de considerar las consecuencias que este modelo puede tener para varios de los productores, para la población en general y para la seguridad alimen-taria. -

Pilar Schiaffini

Campesinado e integración nacional. Asia, Africa y América Latina.
Celma Agüero, Susana Devalle y Michiko Tanaka, compiladoras.
El Colegio de México,
México, 1982, 327 pp.

Este texto es resultado del seminario que da título a la publicación. Incluye estudios que, desde distintas perspectivas, abordan la experiencia de sociedades agrarias en Asia, África y América Latina. Los investigadores subrayan la fuerza integradora que, desde el poder del Estado, intenta despojar al campesinado de su calidad de sector activo, al quitarle la autosuficiencia en favor de la llamada racionalidad de la producción. -

La palabra de la tierra. Protesta campesina en India, siglo XIX.
Susana Devalle.
El Colegio de México,
México, 1977, 259 pp.

¿Cuál fue el papel de los campesinos tribales de Chota Nagpur en la historia agraria de la India, bajo la dominación inglesa? Endeudados, des- plazados de sus tierras, empobrecidos y explotados por los diferentes agentes de la administración colonial, estos campesinos respondieron a la dominación de distintas maneras, en una larga tradición de protesta y resistencia, sostiene la autora. -

Movimientos campesinos en la formación del Japón moderno.
Michiko Tanaka.
El Colegio de México,
México, 1976, 130 pp.

El volumen tiene como propósito mostrar el papel que jugaron los movimientos campesinos en el proceso formativo del Japón moderno, es decir, en la transición de un régimen en decadencia a uno nuevo, que en algún momento provocó el surgimiento de una clase terrateniente. -

El campesinado en México. Dos perspectivas de análisis.
Kirsten Appendini et al.
El Colegio de México,
México, 1983, 269 pp.

Reavivada la polémica sobre el campesinado mexicano, estudiosos de diversas corrientes teóricas discuten sobre el futuro de este sector de la sociedad y sobre su inserción y subor-dinación al proceso de acumulación de capital. Asimismo, señalan la necesidad de encontrar estrategias que permitan dinamizar a la economía campesina y hacer de ella un medio para superar la crisis. Para concretar lo anterior, apuntan, es obligatorio reconocer las especificidades de la organización campesina, su incapacidad para producir excedentes, así como sus demandas sociales. -

La sociedad indígena en el centro y occidente de México.
Pedro Carrasco et al.
El Colegio de Michoacán,
México, 305 pp.

"La parcelas de indios", "la información en derecho de Vasco de Quiroga como fuente para el estudio de los indios", "Estado y sociedad tarascos y economía y política en el reino tarasco", son parte de los temas tratados en este volumen: estudios sobre la historia, la cultura, la economía y la sociedad de pueblos indígenas del centro y occidente de México, en especial de Michoacán y Jalisco. -

El campesino desposeído.
Thierry Linck.
El Colegio de Michoacán/Cemca,
México, 1988, 176 pp.

El debilitamiento en la organización campesina del trabajo tiende a eliminar el control que los agricultores ejercen, colectivamente, sobre los proce- sos de producción y sobre los frutos de su propio esfuerzo. Este proceso, apunta el autor, se identifica con un verdadero despojo de lo que constituye la sustancia de la agricultura. Originalmente escrito en francés, el libro está elaborado sobre una apuesta: considerar como rasgo definitorio de la agricultura no sólo su carácter familiar, sino, sobre todo, la existencia de una organización del trabajo específica, coherente en la escala de la comunidad rural y de su base territorial y de mantenimiento: el terruño. -

Almacenamiento de productos agropecuarios en México.
Gail Mummert coordinadora.
El Colegio de Michoacán y Almacenes Nacionales de Depósito, S.A.,
México, 1987, 367 pp.
En esta obra, varios autores tratan problemas fundamentales relacionados con el abastecimiento de productos agropecuarios a la población mexi- cana, en especial el del almacenamiento en el proceso de provisión de alimentos, considerado por ellos como estratégico. El almacenamiento, advier- ten, ha sido un instrumento de poder en la historia lejana y presente del país, tanto en manos de la iniciativa privada como de organismos estatales. -

Campesinos itinerantes. Colonización, ganadería y urbanización en el trópico petrolero de México.
Gustavo Verduzco.
El Colegio de Michoacán,
México, 1982, 165 pp.

Al tomar las tierras bajas del norte de Puebla como microrregión a estudiar, Verduzco se adentra en una región aislada y con muy baja densidad pobla-cional, que hasta el porfiriato experimentó un dinamismo traído por el desarrollo petrolero del Golfo y las incipientes comunicaciones. A partir de 1970, expone el autor, la explotación de la tierra por parte de los campesinos se vio desplazada por ranchos ganaderos orientados a la producción comercial, consolidados al calor del boom petrolero y la expansión desbocada de las comunicaciones. -

Crisis de la agricultura mexicana. Reflexiones teóricas y análisis empírico.
Antonio Yúnez Naude.
El Colegio de México y FCE,
México, 1988, 208 pp.

El libro pretende contribuir a la comprensión de los problemas de desarrollo, introduciendo, en el análisis macroeconómico, un fenómeno que afecta a los países capitalistas semi-industrializados: los productores campesinos. Convencido de la necesidad de relacionar la teoría con lo empírico, el autor estudia la situación agríco-la en México y explica, entre otras cuestiones, a qué se debió la reducción de las tasas de crecimiento de productos agrícolas básicos que aqueja a la economía nacional. -