Procesos rurales e historia regional (sierra y costa totonacas de Veracruz).

Chenaut, Victoria, CIESAS, México, 1996, 224 pp.

Una de las tierras más ricas no sólo de Veracruz, sino del país entero es, sin duda, la de la zona totonaca (Totonacapan), región donde convergen la Llanura Costera y la Sierra de Papantla dando lugar a una riqueza natural privilegiada. Totonacapan también tiene una historia de arraigo cultural que sobrevive hasta nuestros días: tradiciones culturales y actividades agrícolas unidas por la lengua totonaca.

Procesos rurales e historia regional (sierra y costa totonacas de Veracruz) conjunta artículos —fruto de investigaciones— referentes a aspectos históricos y antropológicos de la región citada, "permeados por la cuestión indígena y campesina, la cual se centra en la problemática veracruzana", según afirma Victoria Chenaut, coordinadora de este libro, en el prefacio.

Con el fin de que las distintas investigaciones que lo integran se centraran en la problemática indígena y campesina locales, las fuentes que sustentan al libro van desde las hemerográficas hasta la investigación de campo, pasando por los archivos históricos y sindicales de la región.

El investigador Michael Ducey estudia las rebeliones indígenas ocurridas en Papantla entre 1760 y 1790, las cuales —según Ducey— se originaron principalmente como resultado de conflictos por los recursos comunitarios, los puestos oficiales y la distribución de la carga fiscal. Las revueltas coinciden con la introducción de nuevos impuestos y, precisamente, contra ello fue el enojo campesino. Cabe destacar que los conflictos por la tierra no jugaron un papel central en las revueltas.

Por su parte, Antonio Escobar analiza la rebelión olartista de 1836-1838 que fue motivada por las reformas fiscales borbónicas, que trajeron como consecuencia la creación de monopolios, una mayor tasación y cobro de tributos, nuevos impuestos y una cobranza más eficiente de ellos. Escobar centra su análisis en intentar establecer las relaciones de Mariano Olarte con el movimiento federalista.

Victoria Chenaut también se aboca a estudiar las rebeliones, pero de finales del siglo XIX en la costa totonaca, en donde el gobierno trataba de someter a los indígenas rebeldes, con el objeto de aplicar las leyes sobre división de los terrenos comunales y poder asentar las bases del mercado capitalista. El fundamento de estas rebeliones —como bien lo sustenta la investigación— reside en la compleja y contradictoria relación entre el orden jurídico, compuesto de leyes y decretos homogeneizadores, y los particularismos sociales y regionales.

Para la cosmovisión totonaca, la tierra comunal no era objeto de comercio: era del Quihuikolo o del Xmalana (Dios del monte a quien había que pedir permiso para hacer uso de la tierra y sus recursos). Acerca de esta temática trabaja José Luis Blanco, quien analiza cómo tres municipios de la Sierra de Papantla —que comparten dicha cosmovisión— fueron transformados mediante cambios violentos en la tenencia de la tierra hacia finales del siglo pasado, mismos que provocaron el desmembramiento de la propiedad indígena, de sus dioses y sus valores, así como de su entorno natural.

Por otro lado, Alberto J. Olvera presenta un análisis de la formación de la clase obrera en la ciudad más importante de la región: Poza Rica, centro urbano que se desarrolló rápidamente entre 1932 y 1938, y que conjuntó, en su nacimiento e integración, tanto habitantes de zonas rurales como urbanas. De esta forma, y con la diversidad de maneras de vivir que ahí se dieron lugar, se generaron prácticas de convivencia colectiva y de apoyo mutuo, que fueron creando un sentido de comunidad entre hombres diferentes. Las condiciones históricas particulares, así como la conquista sindical que para los años treinta era ya una realidad, permitieron que Poza Rica se convirtiera en piedra angular del sindicalismo petrolero en el año de 1938.

Emilia Velázquez investiga los mercados campesinos tradicionales en la Llanura Costera y en la Sierra de Papantla. Ella observa que en el Totonacapan se han desarrollado dos tipos diferentes de mercados: el sistema de mercadeo solar en la Sierra Norte de Puebla y el sistema de mercadeo dendítrico (sistema en el que todos los centros de mercadeo de nivel inferior están vinculados a un único centro superior, en una cadena vertical, sin uniones horizontales) en la Llanura Costera. El primero permite las relaciones horizontales entre unidades de producción campesina de diferentes poblados, mientras que el segundo no.

Por último, Mercedes Guadarrama analiza la concepción que se tiene sobre el tiempo y el espacio sagrados en tres comunidades de la Sierra de Papantla. El conjunto de las cosas sagradas constituye un sistema de símbolos que implica una relación con lo sobrenatural; por otro lado, cada sociedad posee un sistema de referencias espaciales y temporales que determinan su organización social. De esta forma, Chumatlán, Coxquihui y Zozocolco de Hidalgo reproducen ritos sagrados en los que el espacio geográfico de cada comunidad tiene un uso cotidiano y otro sagrado que no se contraponen, sino que coexisten en el tiempo y en ese espacio.

El control de los recursos y la relación del hombre con la naturaleza, se convierte en una de las maneras que permiten explicar y comentar la historia regional del Totonacapan; la dinámica regional se desarrolló en concordancia con el dominio que ejercieron sobre el espacio los diferentes poderes en funcionamiento.

En resumen, tanto indígenas como campesinos han mostrado una rica y compleja dimensión de su vida social, apoyada en valores y normas compartidas en símbolos, rituales y prácticas. La dimensión étnica de la región se manifiesta en el compartir prácticas sociales y utopías entre aquellos que se consideran parte de un "nosotros".

Etnia y región, tradición y modernidad, tiempo y espacio, se dan cita en las distintas investigaciones que conforman Procesos rurales e historia regional (sierra y costa totonacas de Veracruz) como los conceptos fundamentales que permiten la comprensión de la dinámica de los procesos rurales que han ocurrido en el Totonacapan.