El ropaje de la tierra. Naturaleza y cultura en cinco zonas rurales.

Paré, Luisa y Martha Judith Sánchez (coords.), Plaza y Valdés e IIS-UNAM, México, 1996, 472 pp.

Las políticas neoliberales se han propuesto crear un desarrollo sustentable que pocas veces ha dado frutos. Por su parte, los grupos sociales —receptores últimos de toda política de modernización— se encuentran en permanente desequilibrio, tanto social como ambiental, debido al impacto de la acumulación de políticas erróneas. Por otro lado, diferentes culturas están (re)encontrando en sus formas tradicionales de interactuar con la naturaleza maneras de adaptación y resistencia a los cambios que les impone el exterior. Mientras tanto, surgen corrientes que plantean que la naturaleza ya no debe ser vista como mercancía inagotable y conveniente para su explotación y lucro.

El ropaje de la tierra. Naturaleza y cultura en cincos zonas rurales, tratando de englobar las razones expuestas, comprende estudios en ambientes ecológicos diferentes y con poblaciones de características muy diversas. Fueron contemplados grupos indígenas y mestizos cuyas diferencias no radican sólo en la etnicidad sino también en las concepciones y usos de los recursos naturales, así como en los grados de integración al mercado y a la vida nacional.

El libro se integra por ocho artículos dispuestos en tres apartados. El primer apartado "Cosmovisión y mitología en torno a los recursos naturales por parte de algunos grupos indígenas" está integrado por tres trabajos: Alejandro Figueroa analiza dos territorios: el yaqui y el aledaño (no yaqui) —ambos dedicados a la agricultura comercial— y plantea cómo la cultura construye al medio ambiente y crea un paisaje particular y específico. María Rosa Nuño Gutiérrez estudia el abandono agrícola por campesinos locales en una comunidad purépecha (crisis) y el crecimiento acelerado de actividades madereras que han desplazado a la ocupación tradicional (adaptación). José Luis Blanco, Luisa Paré y Emilia Velázquez reflexionan sobre los múltiples choques del mito contra la realidad, y afirman que mientras haya una reciprocidad entre el hombre y la naturaleza existirá un equilibrio, pero, como hasta ahora ha venido ocurriendo, la pérdida siempre ha sido para el campo y el beneficio para la ciudad dentro de este proceso de interacción. De estos tres trabajos, destaca la importancia de la cosmovisión y la mitología de algunos grupos indígenas que les permiten unirse contra la depredación y el uso irracional de los recursos naturales.

El segundo apartado "Modelos agrarios y estrategias socio-culturales y ecológicas" incluye tres artículos. El de Martha Judith Sánchez estudia a dos comunidades oaxaqueñas en las que observa que ya no existe una concepción tradicional integral del uso de recursos y, por otro lado, respecto de su relación con el medio ambiente sólo subsisten prácticas aisladas tradicionales. Los trabajos restantes, uno de Elena Lazos y el otro de ella misma en colaboración con Lourdes Godínez, fueron realizados en dos comunidades del sur de Veracruz; en el primero se analiza la transformación de dos comunidades agrícolas en ganaderas, aunado a un proceso de deforestación masiva, un deterioro ambiental creciente y una pobreza aguda. En el segundo, que estudia a las mismas comunidades del trabajo anterior, analiza cómo la morfología de la unidad doméstica y las actividades productivas inciden en las decisiones para la expulsión o retención de los miembros de la familia, así como en la frecuencia y duración de la migración, llegando a una conclusión interesante: para los mestizos, el riesgo y la aventura son característicos; para los indígenas, lo son el arraigo y la continuidad.

En el último apartado "Procesos globales: experiencias de organización y gestión de los recursos naturales", se incluyen los trabajos de Estela Martínez y de Luisa Paré. El primero, que estudia la reserva de la mariposa monarca, identifica los elementos que promueven u obstaculizan la conservación y el desarrollo sustentable; señala que el proceso de transferencia de recursos a municipios y localidades no ocurre debido a que no existe una legislación específica, y por la falta de una mejor organización y de espacios de representación democrática. Observa que, de darse la transferencia, ésta se traduciría —en términos generales— en el abandono de funciones por parte del Estado y en la apertura para que empresas multinacionales intenten apoderarse de los recursos naturales de las regiones. Estela Martínez propone que la transferencia (federalización) debe ir acompañada de programas surgidos a nivel local o regional, no a nivel central como se vienen dando. Por su parte, Luisa Paré analiza algunas experiencias de gestión regional y municipal de los recursos naturales y llega a la conclusión de que —la mayoría de las veces— la intervención estatal tiene un sesgo "asistencialista" más que de búsqueda de un desarrollo social y, en el caso de las reservas, apunta que terminan convirtiéndose en arenas políticas y que nunca miran hacia los usos y costumbres de los habitantes de la región.

En suma, El ropaje de la tierra. Naturaleza y cultura en cincos zonas rurales hace patente el fracaso del carácter asistencialista de las políticas estatales, pero no sólo se queda en la crítica, sino que propone impulsar o fortalecer en los ejidos y los municipios espacios para la gestión democrática en el manejo de sus recursos naturales. El medio ambiente —eterno blanco del afán modernizador— no será objeto de conservación mientras siga quedándose en el mero discurso. El principal factor del fracaso de las intenciones conservacionistas es, sin duda, la falta de incorporación en las decisiones de los sujetos a los que van dirigidas las políticas que los conciernen.