Impacto de la devaluación en el sector agropecuario: agudización de la crisis agrícola

Manuel Ángel Gómez Cruz

Rita Schwentesius Rindermann

Para los productores agropecuarios el impacto de la devaluación del peso en la Navidad de 1994 y la política económica enunciada el día 9 de marzo de 1995 están llenas de especulación y temores: ¿qué va a pasar con la venta de la producción del presente ciclo?, ¿qué va a pasar en el próximo ciclo agrícola?, ¿el encarecimiento de las importaciones permitirá realmente expandir la producción?, ¿al devaluarse el peso frente al dólar disminuirán en forma importante las importaciones?, ¿la crisis agrícola se profundizará aún más a partir de la devaluación?

Ante estos interrogantes el presente artículo pretende dar un panorama que permita tener los principales elementos de análisis, para entender los efectos de dicha devaluación en los productores minifundistas y asalariados y en los subsectores de granos, hortalizas y porcinos.

Efectos de la política neoliberal sobre el sector agropecuario

El primer elemento que debemos tomar en cuenta es que el sector agropecuario atraviesa por una de las peores crisis en toda la historia. Ésta tiene sus orígenes en la política de ajuste económico y estabilización basada en el modelo neoliberal —iniciada en 1982—, en la cual está inmersa la política hacia el sector agropecuario. Tres grandes vertientes caracterizan a esta política: la apertura comercial, el adelgazamiento del Estado y el intercambio desfavorable entre la agricultura y otros sectores de la economía.

Apertura comercial

La indiscriminada y unilateral apertura comercial permitió una competencia desleal de la agricultura de los Estados Unidos con la agricultura en nuestro país, lo que condujo a un incremento de nuestras importaciones agroalimentarias, un aumento del déficit comercial (ver cuadro 1) y, como consecuencia de todo ello, una cada vez mayor dependencia alimentaria con el exterior y una reducción del mercado interno para los productores nacionales.

Cuadro 1. México. Balanza Comercial del sector agroalimentario, 1980-1994.
AñosExportaciones
(miles de dólares)
Importaciones
(miles de dólares)
Balanza
19821 4621 738 -276
19831 4282 224-796
19841 7672 371-604
19851 6882 104-416
19862 4491 4171 031
19872 0471 547500
19882 2752 933- 658
19892 2973 920-1 623
19902 6514 625-1 974
19913 1074 629-1 522
19922 8285 985-3 157
19933 6845 915-2 231
1994*4 0157 264-3 249
* Preliminar
Fuentes: Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, pp. 28, 29, 163. SARH, Subsecretaría de Planeación, Boletín mensual de información básica del sector agropecuario y forestal, avance a diciembre de 1994, pp. 151 y 156.

El sector agroalimentario, que durante muchos años (1950-1970) había aportado divisas para el desarrollo del país (sobre todo para su industrialización), genera actualmente un déficit del orden de casi 20%1 de la balanza comercial de toda la economía, según cifras oficiales. Sin embargo, el déficit en realidad es mucho mayor de lo reportado, dado que encontramos graves problemas en el registro de las exportaciones. Una comparación con las estadísticas de importación de Estados Unidos nos permite afirmar que el valor de las exportaciones de hortalizas y frutas, que cubren más de 50% del total exportado, está sobrestimado entre 84 y 160%2 dependiendo del renglón. Todo ello implica que el difícil panorama que establecen los datos de la estadística oficial todavía está maquillado.

Adelgazamiento del papel del Estado y desregulación

El retiro del Estado en sus apoyos al sector, en actividades como crédito, seguro agrícola, investigación, asistencia técnica, subsidios y comercialización, etcétera (ver cuadro 2); y sobre todo el permitir altas tasas de interés, frente a los ingresos limitados que generaba la actividad, agudizó fuertemente la crisis agrícola.

Cuadro 2. México. El retiro de apoyos para el sector agropecuario,
año 1994 en comparación con 1988.
19881994Variación
1994/1988 (%)
Crédito de avío ejercido por Banrural para superficies
de riego (miles de nuevos pesos*)
3 337 5821 242 381-62.8
Crédito de avío ejercido por Banrural para superficies
de temporal (miles de nuevos pesos*)
5 108 207369 837-92.8
Superficie de riego habitada por Banrural (miles de hectáreas)1 505651-56.7
Superficie de temporal habitada por Banrural (miles de hectáreas)5 765409-92.9
Participación del sector primario en el otorgamiento de crédito
de la banca de desarrollo (%)
12.76.7-47.2
Superficie asegurada de riego (miles de hectáreas)1 534294-80.8
Superficie asegurada de temporal (miles de hectáreas)4 714163-96.5
Ventas de semillas certificadas (toneladas)80 13918 837-76.6
Servicio de asistencia técnica (miles de hectáreas)14 2355 800-59.3
Gasto federal en ciencia y tecnología agropecuaria (miles de nuevos pesos*)488 935381 246-22.0
Participación del sector agropecuario en el gasto federal en
ciencia y tecnología (%)
13.77.0-48.9
* Pesos constantes de 1994.
Fuente: Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994.

El Estado retiró con ello prácticamente todos los subsidios indirectos canalizados a la actividad y redujo a la vez los subsidios directos a través de Conasupo y Aserca de N$13 700 millones en 1984 a N$4 900 millones en 1992 (a pre-cios constantes de 1994).3 Ante ello, el Procampo, que supuestamente destinó N$11 700 millones a los productores de granos básicos, ni siquiera compensó la reducción en los subsidios directos que el sector recibió en 1984.

Intercambio desfavorable entre el sector agropecuario y otros sectores

Una de las políticas más nocivas hacia el sector ha sido el incremento de los costos de cultivo frente a la reducción relativa de los precios de los productos agrícolas del valor generado por la producción agrícola.

La política neoliberal causó una reducción en los precios reales de todos los productos agropecuarios y con ello empeoró el de por sí desventajoso intercambio con los otros sectores de la economía, al reducir los ingresos reales de los productores. El efecto es especialmente desastroso para los productores de granos (ver cuadro 3), dado que el gobierno consideró que era más barato importar que producirlos.

Los diez principales granos, que representan 42% del valor total de la agricultura4 y 72% de la superficie5 del país pierden 49% de su valor entre 1981 y 1994 respecto de los precios de las materias primas que tiene que pagar el sector agrícola. En otras palabras, el ingreso y el nivel de vida de aproximadamente cuatro millones de productores y sus familias se ha reducido en forma dramática por la aplicación de la política neoliberal.

El cuadro 3 desmiente también todas aquellas promesas de que el Procampo iba a mejorar la situación del ingreso de los agricultores del país. Según las cifras oficiales del VI Informe de Gobierno de Salinas de Gortari se aumenta la producción de granos de 26 800 millones de toneladas en 1993 a 28 600 millones en 1994. A pesar de este aumento en la producción, que representa un 6.5%, se reduce el valor real de la misma en 3.6%.6

Cuadro 3. Deterioro de los precios de maíz y frijol, y del valor de la producción de los granos
respecto de los precios de las materias primas de la actividad agropecuaria, 1981-1994.
MaízFrijolGranos Total
AñosÍndice nacional de precios
de las materias primas
para la agricultura
(1980=100)
Precio de
garantía
N$/ton
(pesos
corrientes)
Precio real
N$/ton
(base 1994)
Precio de garantía
N$/ton
(pesos
corrientes)
*Precio real
N$/ton
(base 1994)
*Valor de la
producción
(miles de
nuevos pesos)
(pesos
corrientes)
Valor real
(miles de
nuevos pesos)
(base 1994)
19811226.551 59316.003 891.00179 29243 598 817
198219010.20 1 59321.103 295.00211 41033 010 002
198343519.201 30933.00 2 251.00475 56532 433 531
198471333.451 39252.852 199.00 820 85534 154 705
19851 09753.301 441155.004 192.001 492 07320 889 725
19862 11996.001 344217.003 038.002 348 71532 883 117
19875 007245.001 452525.003 111.00 5 493 50432 549 586
198811 241370.00976785.502 073.008 897 04423 480 882
198912 797345.49801923.952 142.0010 777 29424 984 474
199016 370636.001 1531 850.003 353.0017 164 61331 107 059
199120 783715.001 0212 100.002 998.0019 362 41627 639 166
199225 444750.008742 100.002 449.0020 428 92423 819 559
199327 433750.008112 100.002 271.0021 483 28323 232 768
1994 (jul)29 667749.00749*2 110.95**2 111.0022 403 55322 403 552
1994/1981 - 52.98%- 45.75% -48.61%
* El precio en el ciclo primavera-verano es de N$600/ton. A través del Procampo se paga N$350/ha. El rendimiento promedio nacional de 2 356 ton/ha nos da un precio promedio adicional de N$148.6 ton que sumamos al precio de garantía.
** El precio en el ciclo primavera-verano es de N$1 600/ton, a este precio sumamos el pago de Procampo que alcanza N$510/ton ante un rendimiento de 0.685 ton/ha.

Todo lo anterior (apertura comercial, adelgazamiento del Estado y relación desfavorable de intercambio) condujo finalmente a que el sector agropecuario tuviera una baja rentabilidad y, por tanto, que las quiebras se presentaran no sólo entre los campesinos y los pequeños y medianos empresarios, sino también, en forma importante, entre los grandes productores. Como consecuencia tene-mos que las carteras vencidas de los productores se han incrementado, de 1991 hasta finales de 1994, en cifras nunca antes vistas en la agricultura mexicana (ver cuadro 4); incluso a pesar del desarrollo de diferentes programas de reestructuración o de condonación de viejas deudas, sobre todo para el sector social a través del programa Fircaven de 1989 a 1991.

Cuadro 4. México. Cartera vencida vigente del sector agropecuario,
1991-1994 (en millones de nuevos pesos).
Año/mesBanca de desarrolloBanca comercialT o t a l
Jun. 1991
Dic.
2 838.9
1 349.58
795.63
1 012.65
1 634.42
2 362.23
Jun. 1992
Dic.
1 327.76
1 586.11
1 443.06
1 771.46
2 770.82
3 357.57
Jun. 1993
Dic.
2 085.04
2 162.80
2 701.94
3 125.23
4 786.98
5 288.03
Abr. 1994
Jun.
Nov.
2 467.65
2 410.40
2 047.36
4 090.14
3 354.91
3 473.63
6 557.79
5 765.31
5 520.99
Fuente: Banco de México, Carpeta Electrónica, mayo 1994 y enero 1995, I-27 y Y-28.

También en el caso de la situación financiera, la estadística se presta para esconder el estado real de la agricultura. Las estadísticas del Banco de México muestran una tendencia de reducción de la cartera vencida entre abril y noviembre de 1994, lo que ha motivado a altos funcionarios a prever una capacidad de ahorro suficiente del sector en 1995.7 Sin embargo, lo que la estadística no refleja es el hecho de que durante 1994 se reestructuró un monto de aproximadamente N$5 000 millones que había caído en cartera vencida, cantidad que ahora aparece como crédito nuevo otorgado al sector. En la práctica al productor se le aumenta la deuda, pero sin entregarle financiamiento fresco para producir.

De esta manera, no es de extrañar que a la fecha esté destruida gran parte de la planta productiva de la agricultura del país y que el grueso de la que aún subsiste presente un agudo proceso de desmodernización. Las excepciones son muy limitadas y se ubican dentro del sector empresarial en aquellos productores casi inexistentes que no trabajan con créditos, o grupos económicos que operando con crédito representan menos del cinco por ciento del total de los productores del sector.

impacto de la devaluación en el sector agrícola

En la situación descrita, el impacto de la devaluación del peso y de la nueva política económica en el sector agropecuario se caracteriza por un agudizamiento de las condiciones desfavorables en las que se encuentra el sector. Tan grave es que los mismos productores y las instituciones oficiales participantes en el agro no tienen aún una idea clara de lo que ello significa.

Teóricamente al devaluar el peso, el sector agropecuario es favorecido por dos importantes aspectos.

a) Se encarecen las importaciones agroalimentarias y, por tanto, se incrementa el mercado nacional para los productores mexicanos al reducirse el mercado para los productores extranjeros.

b) Los productos agrícolas mexicanos ganan en los mercados externos mayor competitividad, puesto que su costo en dólares ahora es mucho menor en comparación al que existía antes de la devaluación, amplián-dose por tanto los montos de las exportaciones.

Sin embargo, la realidad nos presenta serias dudas al respecto, dado que en la situación en que se encuentra la agricultura es difícil que ésta pueda responder eficientemente ante dichas ventajas.

Para sustentar ampliamente la afirmación anterior tenemos que revalorar el impacto de la devaluación en sus diferencias por tipos de productores, subsectores, productos y regiones agrícolas.

EL impacto de la devaluación sobre los pequeños productores y trabajadores agrícolas

En relación con los tipos de productores tenemos que para 1992, según la encuesta de INEGI sobre ingresos y costos de los hogares, existen en el país 4.96 millones de trabajadores agrícolas, ganaderos, silvícolas y de caza y pesca, de los cuales la gran mayoría, 61% del total, recibe ingresos de apenas un salario mínimo o menos para dicho año.8 También, según la misma fuente, existen en el país 4.46 millones de negocios agrícolas, pecuarios y forestales, de los cuales 45% percibe ingresos de un salario mínimo o menos. La situación no es para ignorarse cuando, según datos oficiales, existen en México 92% de productores de maíz cuyos predios son menores de cinco hectáreas, tomando en cuenta que el maíz es el principal cultivo de este país, ya que ocupa 45.2% de la superficie de temporal y 35.6% de la superficie de riego (ver cuadro 5). El 96%9 de dichos productores recibe también menos de un salario mínimo como ingreso.

Cuadro 5. México. Productores de maíz seleccionados, tamaño de predios
y producción destinada al autoconsumo.
ProductoresTamaño de
predios
(ha)
Superficie
cosechada
(ha)
Producción
Número%TotalAutoconsumo
(%)
968 97039.70-1800 0781 160 83782.0
657 62826.91-21 174 6661 520 10062.2
623 00025.51-52 064 1763 630 13738.0
2 249 59892.11.84 038 9206 311 07429.3
Fuente: Encuesta nacional de rentabilidad de maíz. Ciclo primavera-verano DGE-SARH 1991, citada en SARH y Arturo Warman, Propuesta de un programa integral de apoyos a productores agrícolas básicos, 1992.

Estos datos son escalofriantes porque indican la magnitud del hambre en nuestro país y los altos índices de pobreza en que se encuentra el campo mexicano. Son aún más importantes cuando conocemos la evolución del salario mínimo de diciembre de 1982, cuando se comienza a aplicar el modelo neoliberal, a diciembre de 1994. Como se aprecia en el cuadro 6, el salario mínimo en dicho periodo se reduce aproximadamente en 64 por ciento.

La información anterior nos permite hacer la afirmación de que la mayor parte de la población que vive en el campo mexicano ha visto caer su nivel de vida en porcentajes muy elevados desde antes de la devaluación. Pero dicho porcentaje equivale a un periodo de doce años, mientras que el impacto de la devaluación actual se resentirá ahora en sólo unos cuantos meses y se presentará sobre un ingreso ya de por sí muy reducido, por lo que su efecto será aún más desastroso.

Oficialmente, se estima una inflación de 42% y un incremento en los salarios mínimos del 21% (primero 10% y luego 10% más a partir del 1º de abril), aunque en algunas regiones del país los salarios se han reducido o permanecen igual. Así la pérdida del nivel de vida se estima en un 15% más,10 en un escenario optimista.

Cuadro 6. Evolución del salario mínimo, 1980-1994.
AñosSalario mínimo nominal
general (N$/día)
Salario mínimo real
(1982=100)
Salario mínimo real
(pesos constantes a N$ de 1994)
19820.318100.0038.74
19830.45968.6927.70
19840.71967.6826.22
19851.10865.9825.56
19862.24471.7327.79
19875.86781.1031.42
19887.25346.7018.09
19899.13944.2418.14
199010.78745.8217.75
199112.08441.8416.21
199212.08436.2214.03
199313.06035.6713.82
199413.97036.0613.97
199516.90430.6511.90
Fuente: Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, pp. 45 y 336.

No olvidemos que la mayor parte de las familias ubicadas en las áreas rura-les son fundamentalmente consumidoras, es decir, el impacto de la devaluación lo resentirán a través de un mayor precio de los productos de la canasta básica. Ello sólo podría ser compensado si se incrementaran en igual proporción sus ingresos a través del mayor pago de la venta de su fuerza de trabajo o de la venta de sus escasos productos sin incremento en los costos de cultivo. Pero ninguna de las opciones es posible. El precio de la fuerza de trabajo tendrá un incremento inferior frente a los incrementos de los precios de los productos que consumen, y el incremento de los precios de sus productos principales, maíz y frijol, también será inferior al incremento de los costos de cultivo que ya se presentaron en los primeros meses de 1995.

El impacto de la devaluación sobre los productores comerciales de granos

Hasta la fecha no es posible estimar con certeza el impacto de la nueva política agropecuaria sobre los productores comerciales de granos, dado que en este momento se conocen únicamente los resúmenes de la rueda de prensa del día 11 de marzo en que el Secretario de la SAGDR informó sobre los cambios en la política agrícola que recaerá sobre los productores.

Entre los principales cambios destaca:

a) La liberalización gradual de los precios, cuyo comportamiento se basará en la referencia internacional (se suma el precio internacional, el arancel y los costos de internación)11 y en la oferta y la demanda del mercado nacional, sin embargo, no se ha dado a conocer la fecha en que se pondrá en práctica ni en qué porcentajes se van a presentar.

Con la información hasta ahora disponible podemos decir que para los casos del sorgo, trigo y soya, productos en los cuales el precio era ligeramente superior o igual al precio de importación antes de la devaluación, ahora sí serán competitivos frente a los precios internacionales y es mucho más barato producirlos en México que importarlos (ver cuadro 7).

Cuadro 7. Impacto de la devaluación sobre los precios de importación de granos.
Precio al contado en
el mecado
internacional
(promedio 1994)
(US$/ton)
Precio internacional
puesto en centro de
consumo feb. 1995
(IUS$=N$5.50)
(N$/ton)
Precio internacional
puesto en centro de
consumo mar. 1995
(IUS$=6.50)(N$/ton)
Precio nacional
al productor
1995
(N$/ton)
Maíz98.70768.22896.92898.33*
Trigo139.91994.871 164.79n.d.
Sorgo104.67801.06935.73780.00
Soya229.181 485.861 745.04n.d.
* N$715/ton más pago por hectárea de Procampo para un rendimiento promedio del país de 2.4 ton/ha.
Fuentes: SARH, Boletín mensual de información básica del sector agropecuario y forestal, avance de octubre de 1994, p. 142. SARH, Subsecretaría de Planeación, Producción y Comercialización de Maíz 1987-1993, p. 47. Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, p. 166 e información directa AARC, Sinaloa.

En el caso del maíz, el nivel de competitividad depende de cuál será el tipo de cambio definitivo. Sin embargo, el precio ofrecido para el maíz es insuficien-te en Sinaloa para cubrir los costos que en 1995 van a ascender a N$887/ton, a un precio por tonelada de N$78812 considerando un rendimiento de 6 ton/ha y un pago de Procampo de N$440/ha.

No obstante, tanto la rentabilidad de la producción como su competitividad frente al precio internacional dependerán del margen de sobre o subvaluación del peso frente al dólar y de la evolución de los costos a nivel nacional. El precio de los herbicidas, insecticidas, fungicidas y fertilizantes se ha incrementado para el primer mes de 1995 en 32% y para mediados de marzo en 54% (ver cuadro 8).

En general, si consideramos los incrementos de enero de 1995 en dichos insu-mos y los de maquinaria y equipo (25.0%), mano de obra (10.0%) y crédito (97.5%),13 la producción agropecuaria incrementa sus costos, a partir de la devaluación, en un 34% aproximadamente para dicho mes y 16% más a partir del incremento de marzo, por lo que tenemos, de no incrementarse los precios de los granos en dicha cantidad, un abatimiento más de los ingresos en dichos productores comerciales.

Cuadro 8. Impacto de la devaluación sobre los precios de herbicidas, insecticidas, fungicidas y fertilizantes. Diciembre de 1994, enero y marzo de 1995.
Diciembre
1994
Enero
1995
Variación
%
Marzo
1995
Variación
%
Herbicidas
Faena (N$/1)
Gramoxone (N$/1)
33.00
22.00
46.00
28.80
39.40
30.90
58.00
37.50
75.76
70.45
Insecticidas (suma de 11 productos)
Tamarón, Metílico, etc.1181.001 432.0021.252 077.0075.87
Fungicidas (suma de 12 productos)
Zineb, Manzate, Tecto784.001 108.0041.321 327.9069.38
Fertilizantes foliares (5 productos)188.00244.0029.79245.5030.59<7TD>
Fertilizantes al suelo
Urea (N$/ton)
Sulfato de Amonio (N$/ton)
Triple 17 (N$/ton)
850.00
640.00
970.00
1 150.00
820.00
1 340.00
35.30
28.00
38.00
1 300.00
720.00
1 400.00
52.94
12.50
44.33
Total4 660.006 168.8032.377 165.9053.77
Fuente: Información directa. Estado de México y Fermatec, Veracruz, febrero y marzo de 1995.

Esta situación podría ser contrarrestada si la productividad se incrementara en forma proporcional al incremento de los costos, pero como se aprecia en el caso del maíz, el ingreso para quienes lo producen se reduce hasta un 53%, mientras que la productividad apenas aumenta en 14%.

Cuadro 9. Impacto de la devaluación en el campo mexicano. Productores de maíz.
AñosEvolución del ingreso
(base N$/ton)
1980 = 100
Solución de rendimientos
(base N$/ton)
1980 = 100
1980100.00100.00 199447.02114.09 199534.47—-
Fuente: Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, pp. 166 y 170.

b) La reducción de los subsidios a través de Conasupo y Aserca. A partir de 1995 Conasupo únicamente apoya a la producción de maíz y frijol para el consumo humano, a través de precios mínimos diferenciados por cada región productora. Los subsidios al maíz para forraje y para su industrialización desaparecerán. A partir de 1991 creció sobre todo la venta de Conasupo de maíz como forraje. En 1991 Conasupo apenas vendió 589 000 toneladas al sector pecuario y en 1993 la cantidad llegó a 3.7 millones de toneladas.14 Ante un subsidio de N$635.44/ton que Conasupo otorgó al sector pecuario, la carga fiscal del gobierno alcanzó en el mismo año nada menos que N$2 360 millones.15 Las ventas de Conasupo a la industria se ubicaron en 1993 en 1 810 millones de toneladas y absorbieron N$1 080 millones de subsidios.16 En consecuencia, se espera con la reorientación de los apoyos un ahorro de aproximadamente N$3 440 millones.

c) La reducción de los subsidios de Aserca a la comercialización, para apoyar únicamente a aquellas regiones con un alto nivel competitivo y que en el futuro registrarán excedentes, y la posible creación de mercados regionales, como respuesta a la reducción de los subsidios al transporte.

d) La posible exportación de los excedentes de maíz. Dichas exportaciones se hacen indispensables para generar las divisas necesarias para la compra de aproximadamente cinco a siete millones de toneladas de granos, que faltarán para cubrir la demanda nacional. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) estima una reducción en las compras mexicanas de granos durante el primer semestre, sin embar-go, en la medida en que se vayan reduciendo las reservas de granos se espera un repunte, sobre todo, en las adquisiciones de arroz y cebada.17

El impacto de la devaluación sobre el sector hortícola

La importancia del subsector hortícola dentro de la agricultura nacional es sobresaliente y predominante. Con sólo ocupar 590 000 (3.4%) de las 17.5 millones de hectáreas actualmente sembradas en el país, aporta más de 21% del valor generado de la agricultura y 46% de las divisas obtenidas de las exportaciones agropecuarias en 1993 y 1994.18

Tales datos han creado muchas esperanzas y expectativas, sobre todo al firmarse el Tratado de Libre Comercio (TLC), y también en estos meses caracterizados por la devaluación. No solamente se esperó poder aumentar significativamente las exportaciones, sino también la reconversión de las áreas graneras hacia hortalizas. Frente al TLC se argumentaba que México tiene excedentes de mano de obra barata y las hortalizas son cultivos intensivos en uso de ella, así que podría abastecer el gran mercado de los productos frescos hortícolas de los Estados Unidos aprovechando el clima, el suelo, el agua y en general todas las condiciones para la producción de hortalizas de exportación.

No obstante, tales expectativas no se cumplieron durante el primer año del TLC. Las exportaciones apenas crecieron en dos por ciento, mientras las importaciones desde EU experimentaron un auge espectacular de 41%.19 Las explicaciones de este fenómeno no solamente se encuentran en la sobrevaluación que tuvo el peso durante los últimos años, obstaculizando las exportaciones mexicanas, sino se ubican en un conjunto de otros elementos.

• La producción hortícola de México es complementaria a la producción de EU y cubre sólo en ciertos cultivos una ventana en invierno, cuando no pueden producirse en ese país. Las exportaciones de México por ello presentan apenas el tres por ciento del mercado estadounidense. Es importante destacar que, por cuestiones de costumbre en el consumo, la demanda de hortalizas en invierno es reducida y poco elástica, lo que en la práctica implica que los exportadores mexicanos, ni siquiera con una rebaja en el precio podrían aumentar o estimular las compras de EU. Más aún, no debemos olvidar que México enfrenta una fuerte competencia con otros países, por ejemplo con Guatemala en melón, con China en ajo y recientemente con Holanda, exportador por excelencia de chile bell y jitomate.20

• México tiene costos mayores en la producción y comercialización de las hortalizas de exportación. Efectivamente, los costos directos de producción de las hortalizas son menores en México que en EU, pero las hortalizas tienen que entregarse en los mercados norteamericanos y el costo de transporte y comercialización representa rubros más importantes y caros que los de producción. La ventaja de los menores costos de la fuerza de trabajo mexicana se diluye frente a la productividad, tecnología, calidad del producto y menores costos de transporte y comercialización de la producción hortícola de los EU. Nuestra afirmación no se basa en la comparación de los costos de un solo año o un solo producto. La comparación de los costos desde 1967, de casi 30 años, para las mismas hortalizas producidas y vendidas en las mismas fechas sustenta lo dicho.21

• El mercado de EU está sobresaturado y busca nuevas oportunidades de exportación. México se ha convertido en una de éstas (ver cuadro 10), ocupando actualmente el tercer lugar en importancia de destino de sus exportaciones de hortalizas frescas, después de Canadá y Japón. México ha desplazado durante los últimos cuatro años a Hong Kong y al conjunto de los 12 países de la Unión Europea.

Todo ello no solamente dificulta las exportaciones de México a EU, sino que resta a los productores nacionales parte de su mercado doméstico.

Cuadro 10. México. Importación de frutas y hortalizas transformadas, hortalizas
y frutas frescas y preparados alimenticios.* 1982-1993 (en millones de US$).
AñosImportación de frutas
y hortalizas preparadas
y/o consevas
Importación de frutas
frescas
Importación de hortalizas
frescas
Preparados
alimenticios
19821311257 198331371 1984 4 2 562 198596 192 198695 72 198711674 19881310934 198928371768 1990494526104 1991787839138 199213612152219 199314918442261 1994**21330138315
* Contienen un alto porcentaje de hortalizas.
** Preliminar.
Fuentes: Elaboración propia con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, pp. 163-165. SARH, Subsecretaría de Planeación, Boletín mensual de información básica del sector agropecuario y forestal, avance a diciembre de 1994, pp. 152-153.

A partir de dicha experiencia, hay que tomar también con cautela las expectativas que se abren con la devaluación. Pareciera ser muy evidente que al devaluar el peso mexicano frente al dólar en un 100%22 aproximadamente, nuestra producción hortícola frente a la producción de EU se volverá supercompetitiva y, por tanto, se recuperará y se extenderá la producción en México a costa de la producción del vecino país.

Ello es posible —y nadie duda de los efectos positivos de la devaluación sobre el sector—, pero existen algunos aspectos que impactan en forma negativa sobre dicha apreciación y no debemos, por tanto, lanzar antes de tiempo las campanas al aire, dado que tenemos:

1. Un aumento en los costos de producción directos y en los costos de transporte y comercialización que reducen sustancialmente el impacto de la devaluación del peso. Los insumos (herbicidas, insecticidas, fungicidas y fertilizantes) ya se han incrementado, durante los primeros días de enero de 1995 en 32.37%, y hasta marzo en 53.77%23 (ver cuadro 8).

2. Una gran parte del financiamiento y las deudas contraídas en dicho sector hortícola se realizan en dólares, atenuándose, por tanto, el efecto favorable de la devaluación. Además, todo el sector exportador, acostumbrado al financiamiento en dólares, enfrenta actualmente graves problemas de pago en dicha moneda y se le dificulta obtener financiamiento fresco.

3. El mercado limitado y finito de los EU para la producción de invierno de México presenta aristas que afectan los impactos positivos de la devaluación. Por un lado, al rebasar ciertos volúmenes se derrumban los precios, con o sin devaluación y, por otro lado, al obtenerse mayor utilidad con la exportación hortícola, los productores existentes ampliarán sus superficies y nuevos productores se incorporarán al sector, aumentando la oferta y, con ello, reduciendo drásticamente las ganancias. Ello es posible porque en el país se destinan a la exportación aproximadamente 150 000 hectáreas de hortalizas, pero existen alrededor de 590 000 hectáreas en dicho sector y se pueden incorporar rápidamente a la producción centenas de miles de hectáreas más en El Bajío, Sonora, Sinaloa, etcétera.

4. Otro elemento que limita la competitividad a partir de la devaluación es el hecho de que México cubre sólo el tres por ciento aproximadamente del mercado de EU, cuyo abastecimiento se basa principalmente en el cultivo de 1 870 000 hectáreas con una producción aproximadamente de 50 millones de toneladas.24 Históricamente, la superficie hortícola de EU tiende a decrecer, pero la producción se incrementa continuamente por la gran productividad que motiva ese gran mercado y el alto nivel de organización, desde producción e investigación hasta distribución y comercialización. La ventaja en el precio que permite la devaluación a los exportadores mexicanos es insignificante para poder incidir sobre dicha estructura productiva. La competitividad depende también de otros factores, como calidad, marca, promoción y distribución en el mercado de EU y de una base tecnológica moderna e infraestructura eficaz para la producción, todo ello, todavía limitado en nuestro país.

5. La política de comercio exterior de los EU limita las importaciones, fomenta las exportaciones y continuamente, a solicitud de las fuertes organizaciones de productores, encuentra nuevas formas de protección, dada la importancia de proteger el empleo y los efectos multiplicadores de la actividad económica que genera la producción interna. Así, es muy probable que la producción hortícola mexicana enfrente nuevas órdenes de mercadeo y normas fitosanitarias más estrictas por parte de dicho país. También es muy posible que se modifiquen las estrategias de exportación hortícola de EU para México y se continúe impactando el mercado interno (envío, por ejemplo, de hortalizas de desecho, sin costo de producción para los productores de EU). Todo lo anterior a pesar de la devaluación.

6. Finalmente, en México existen aproximadamente 100 000 horticultores, de los cuales sólo 20 000 participan en las exportaciones, y de ellos no son más de 50 empresas extranjeras y otras tantas familias mexicanas, en muchos casos socios menores de las primeras, las que participan en los renglones de financiamiento, producción, acondicionamiento, transformación, comer-cialización y distribución y controlan los mayores beneficios de la exportación. De esta forma, ni la mayoría de horticultores ni la mayoría de los trabajadores, que han visto reducido su nivel de vida, son los afortunados a raíz de la devaluación.

7. Las experiencias de los primeros meses indican, además, que los importa-dores estadounidenses aprovechan la situación para reducir los precios en dólares que pagan a los exportadores mexicanos y las plantas transformadoras de origen extranjero que se localizan en su mayoría en El Bajío guanajuatense, aunque mejoran sus ingresos en pesos mexicanos, se niegan a aumentar los pagos a los productores asociados con la justificación de que están cumpliendo contratos antes firmados.

Impacto de la devaluación sobre el sector porcícola

El sector porcícola constituye, dentro del sector ganadero, el más afectado por la política de apertura comercial que se inició en 1988. Entre 1992 y 1994, prácticamente el 20% del consumo nacional de carne de cerdo provino del extranjero, principalmente de EU, quitando a los productores nacionales parte del mercado nacional. Dichas importaciones recibieron su incentivo a partir de un precio mucho menor que los precios nacionales. Hasta principios de diciembre de 1994, el cerdo en pie de importación puesto en el D.F. tuvo un precio de N$3.60/kg mientras el precio del cerdo mexicano fue de N$4.36/kg. No obstante, dicha diferencia tenía su origen en una serie de subsidios que recibieron las importaciones y que de hecho pusieron a los productores nacionales en una situación de franca quiebra por esa competencia desleal. Por ejemplo, el porcicultor norteamericano recibe un subsidio directo de 5.84%,25 sin incluir los subsidios que le llegan de manera indirecta a través de los insumos. Sin embargo, el subsidio más importante lo otorgó el gobierno mexicano vía un tipo de cambio sobrevaluado, que redujo el precio en pesos mexicanos artificialmente en aproximadamente 35% en 1994.

El resultado de la política salinista era desastroso para los porcicultores mexicanos. La producción de carne se redujo de 1 455 304 toneladas en 1984, cuando alcanzó su máximo histórico, a sólo 830 000 toneladas en promedio durante 1992/94,26 lo que representa un decremento de 44%. Además, durante el sexenio pasado quebraron aproximadamente 5 000 granjas, mientras que las 14 000 granjas que hasta la fecha han logrado sobrevivir tienen serios problemas en el aprovechamiento de su capacidad instalada, que según información de la Comisión Nacional de Porcicultura (Conapor) no llega al 50%.27 Existe además un serio problema de desmodernización de la actividad. Uno de los indicadores es la tasa de extracción,28 que en 1983/84 ya había llegado a un nivel por arriba del 131%. Actualmente sólo es del 113% en el promedio nacional.29 En fin, las devaluaciones de diciembre de 1994 a marzo de 1995 encuentran al sector porcícola en su peor crisis.

La devaluación de la Navidad de 1994 elevó de inmediato el precio del cerdo en pie importado de N$3.60/kg a N$6.59-N$7.37/kg puesto en la zona metropolitana, mientras el precio del cerdo nacional se ubicó en N$5.79/kg en enero de 1995,30 lo que representa un incremento de 23.19% en comparación con el precio alcanzado en diciembre de 1994.31 El aumento en el precio de las importaciones aunado a los problemas financieros de los importadores que realizan sus compras en dólares, desestimuló las importaciones, que a partir de febrero pararon completamente.32 Ante ello se incrementó la demanda del cerdo nacional. Sin embargo, ante la falta de poder adquisitivo de la población se observa una continua reducción en los sacrificios, que en 1994 fue 10.7% menor res-pecto al año anterior33 y en enero de 1995, 9.6% menor que en el mismo mes de 1994.34

Cuadro 11. Impacto de la devaluación en el margen de utilidad de la porcicultura.
(cerdo en pie, N$/kg)
ConceptoJulioNov.Dic.EneroEscenario
11 /03/ 95
Costo de producción cerdo4.024.084.145.787.51
Precio de venta en granja4.564.104.055.127.24
Margen de utilidad0.340.02-0.09-0.66-0.27
Fuentes: López López, E., "Impacto de la devaluación en la porcicultura", en Revista México Ganadero, enero 1995, p. 31. El Financiero, 12 de marzo de 1995 y cálculo propio.

La primera reacción de los funcionarios públicos ante la devaluación era optimista al admitir que: "La nueva paridad peso/dólar ayudará al mejor desarrollo de la ganadería". Contrariamente a lo que se esperaba, los aumentos en los pre-cios de animales en pie y las carnes quedaron totalmente rebasados por los aumentos en los insumos. La tasa de interés se incrementó en enero de 1995 en 66.7%35 y el precio del sorgo, que representa uno de los principales insumos, al impactar en un 60% los costos, alcanzó N$780/ton, lo que representa un aumento del 42%.36 Ante incrementos en los costos de producción de un 40% en su totalidad, los márgenes de utilidad se redujeron en enero de 1995, llegando a una pérdida de N$0.66 por kg o N$59.4 por animal y aceleraron aún más la descapitalización de las granjas que ya de por sí era muy avanzada.

Cuadro 12. México. Impacto de la devaluación en los costos de producción porcícola.
Empresa de 300 vientres en El Bajío, diciembre 1994-fines 1995.
ConceptoEstructura de costos
ene. 1995*
Incremento %
dic. 94-ene. 95*
Estructura de
costos
fines 1995*
Incremento %
dic. 94 fines
95**
Costos variables
Alimentación
Medicina
Salarios
Electricidad
Desinfectantes
Combustibles
Fletes
Gastos diversos
65.72
5.90
3.25
0.71
0.41
0.63
0.84
2.64
49.68
20.00
10.00
10.00
20.00
10.00
20.00
17.29
66.62
4.57
2.19
0.54
0.30
0.49
0.66
1.88
82.50
42.00
21.00
20.00
40.00
45.00
40.00
30.00
Subtotal80.1142.5077.1873.43
Costos fijos
Amortización pie de cría
Amortización construcciones
Sueldos administración
Asistencia técnica
1.03
2.63
0.49
0.16
0.00
0.00
10.00
10.00
0.83
2.08
0.32
0.11
42.00
42.00
21.00
21.00
Subtotal4.321.403.3438.83
Mantenimiento
Construcciones
Vehículos
3.79
1.59
20.00
20.00
3.63
1.61
42.00
42.00
Subtotal5.3820.005.2469.57
Costo financiero
Amortización de capital
Pago de intereses
5.93
4.26
46.23
100.35
4.93
9.28
46.23
290.91
Subtotal10.2053.1514.20250.14
Total100.0039.4899.9779.59
* López López, E., "Impacto de la devaluación en la porcicultura", en Revista México Ganadero, enero 1995, p. 31.
** Cálculo propio a partir de López López, E. y El Financiero, domingo 12 de marzo de 1995.

Con el anuncio de profundos cambios a la estructura de precios y subsidios al campo el día 11 de marzo de 1995 por parte del secretario de la SAGDR, Francisco Labastida, se cambia una vez más el escenario para los porcicultores del país. Los precios comienzan a registrar una liberación gradual con el objetivo de permitir al productor compensar la inflación prevista de 42%. El comportamiento de los precios se basará en la referencia internacional, dependiendo del tipo de cambio, y, en el mercado nacional según la oferta y demanda.

Una vez más, el anuncio de una liberación gradual de los precios de 42 hasta 50% parece muy promisorio para los porcicultores. Para cualquier estimación hay que tomar en cuenta que durante el lapso de 1991-1994 el precio del cerdo en pie sufrió una reducción de 1.4% en promedio37 mientras los costos de producción aumentaron un 33%,38 lo que arroja un rezago en los precios de hasta 45%, acumulado desde 1991. Con la devaluación en diciembre se acumuló aún más dicho rezago, puesto que los costos subieron en un 40% frente a aumentos de sólo 23% en los precios.

Con la nueva política agropecuaria el sector porcícola va a sufrir otros aumentos en los costos de producción que se estiman en 30%, sobre todo en transporte, alimentos y costo financiero (ver cuadro 12). En este escenario, la porcicultura nacional no puede esperar ninguna mejora, dado que el margen de utilidad va a seguir siendo negativo.

Como si fuera poco, es de esperarse una mayor contracción en la demanda del producto, dado que el consumidor se ve fuertemente afectado por una cruel reducción del poder adquisitivo de su salario que solamente crece en un 10% frente a aumentos, en un escenario muy optimista, de 42%. Como ya se observó en los últimos años, los consumidores van a buscar fuentes de proteína más baratas, como la carne de pollo, o se cambian a otros productos sustitutos, como las verduras. Aparte, el efecto positivo de la devaluación y de la liberación de precios hacia los productos de cerdos se ve contrarrestado o anulado con creces por el paquete de medidas de carácter contraccionista contenidas en la nueva estrategia económica.

Consideraciones finales

Con lo expuesto anteriormente se valida la idea central de que el impacto de la devaluación en el sector agropecuario es mucho más desfavorable que favorable, porque las condiciones en que se encuentra la agricultura no le permiten absorber las ventajas potenciales del instrumento financiero. Incluso aquellos sectores que tendrían tanto la experiencia como la tecnología disponible para aumentar la exportación carecen sobre todo de financiamiento. Además hay que tomar en cuenta que la producción agropecuaria es de ciclos, por lo que es de esperarse que cuando los productores obtengan la cosecha el efecto de la devaluación ya se habrá disminuido.

Por ello es urgente retomar la necesidad y la premisa de sentar las bases de una nueva política de nación y de política macroeconómica que considere la importancia del sector agropecuario y enfrente con estrategias de corto y largo plazo los dos grupos de problemas que actualmente agobian al sector, es decir, por un lado los que ha ocasionado la política macroeconómica del modelo neoliberal y, por el otro, los aspectos en el terreno microeconómico, que en la actualidad no son posibles de ser retomados por la mayoría de los productores, porque las políticas macroeconómicas han ahogado al sector. v


Manuel Ángel Gómez Cruz es director del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial (CIESTAAM), de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Rita Schwentesius Rindermann, doctora en ciencias, es coordinadora científica del CIESTAAM, de la Universidad Autónoma de Chapingo.

1 Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, México, 1994, pp. 140 y 163.

2 Cálculo propio con base en United States Departament of Agriculture (USDA), World Horticultural Trade & U.S. Export Opportunities, 1993 y 1994, varios números. Banxico, febrero de 1995.

3 Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, México 1994, pp. 57, 59, 61, 63, 64 y 65.

4 Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, 1994, pp. 28 y 167.

5 Cálculo propio con base en Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, SARH, Subsecretaría de Planeación, Anuario Estadístico de la Producción Agrícola de los Estados Unidos Mexicanos 1993, México, D.F., noviembre de 1994, Tomo II, p. 12, y Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, México, 1994, p. 169.

6 Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, México, 1994, p. 167 y cuadro 3.

7 El Financiero, 10 de enero de 1995.

8 INEGI, ENIHG-92, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, México, D. F., 1993.

9 SARH y Arturo Warman, Propuesta de un programa integral de apoyos a productores agrícolas básicos. 1992, p. 19.

10 Incremento real del salario mínimo de 1995 frente al salario mínimo real de 1994.

11 El precio que pagará Conasupo en Sonora para el maíz será de N$715/ton.

12 Cálculo propio con base en Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural SAGDR, Delegación Estatal en Sinaloa, 11 de enero de 1995. Considerando N$715/ton más el complemento de Procampo de N$440/ha (equivalente para un rendimiento de 6 ton/ha a N$73.33/ton).

13 Información directa. Antes de la devaluación los intereses del capital invertido tenían como base la tasa de 13% anual; para 1995 en los meses de enero y febrero esta tasa ha oscilado entre 35 y 40%, es decir, aumentó un 200%. Nuestra estimación promedia 97.5%, considerando al crédito agrícola en uno de los aspectos más importantes en el encarecimiento de la producción agrícola, incluso no considerando en el análisis el efecto negativo de las carteras vencidas.

14 SARH, Secretaría de Planeación, Producción y Comercialización de Maíz, pp. 64 y 66.

15 Cálculo propio con base en SARH, Secretaría de Planeación, Producción y Comercialización de Maíz 1987-1993, pp. 45, 59 y 66.

16 Cálculo propio con base en SARH, Secretaría de Planeación, Producción y Comercialización de Maíz 1987-1993, pp. 45, 55, 57, 58 y 66.

17 USDA. Graind World Markets and Trade, FG2-95, February 1995, pp. 15-16.

18 SARH, Dirección de Planeación, Anuario Estadístico de la Producción Agrícola de los Estados Unidos Mexicanos 1993. Banco de México, febrero 1995.

19 USDA, NAFTA: An early assessment. A Report by the NAFTA Economic Monitoring Taskforce. December 1994, p. 20.

20 USDA, Vegetable and Specialties. Situation and Outlook Report, VGS-263, julio 1994, p. 20.

21 Gómez Cruz, M. A., Schwentesius R, R. y Alejandro Merino S., La producción de hortalizas de México y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, Reporte de Investigación 06 CIESTAAM, UACH, Chapingo, 1991. USDA, "Competition in the US. Winter Fresh Vegetable Industry", Agricultural Economic Report. Number 691, 1994.

22 Tipo de cambio: US$1 = N$7.00.

23 Información directa.

24 USDA, Vegetable and Specialties. Situation and Outlook Report, VGS-262, April 1994, p. 5.

25 Información directa de la Confederación Nacional Ganadera.

26 Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, p. 182.

27 Información directa. Todos los datos son estimaciones dado la falta de información estadística.

28 Relación entre animales sacrificados y existentes. Estados Unidos alcanza 160%.

29 Cálculo propio con base en Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, pp. 181 y 182.

30 Conapor y CMP, enero de 1995.

31 SNIM, Síntesis Informativa del mercado de cerdo, enero de 1995, cuadro 3.

32 SNIM, Síntesis Informativa del mercado de cerdo, febrero de 1995, p. 3 y cuadro 5.

33 Nuestro Acontecer Porcino, vol. III, No. 12, marzo-abril 1995, p. 58.

34 Cálculo propio con base en SNIM, Síntesis Informativa del mercado de cerdo, diciembre de 1994 y febrero de 1995, cuadro 2.

35 Conapor, Enrique López López, enero de 1995.

36 Información directa de productores de Guanajuato, enero de 1995.

37 Considerando el precio de N$5.20/kg, obtenido durante algunas semanas de 1991, la reducción es de 8.2%.

38 Cálculo propio con base en CMP, Revista desarrollo porcícola, No. 27, 1995, p. 29; Salinas de Gortari, C., Sexto Informe de Gobierno 1994, Anexo, p. 43.